Stark tiene razón

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) comparte la oposición del consejero alemán del Bancon Central Europeo Jürgen Stark a la compra de deuda pública estatal por parte de esa entidad, oposición que le ha llevado a dimitir tras la desaforada oleada de compras orquestada por el gobernador Trichet. No es función de los bancos centrales comprar instrumentos de deuda soberana, y hacerlo agrede directamente las disposiciones del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea tal como se redactó. Pero además de ser ilegal en cualquier ordenamiento jurídico normal de la actividad económica, comprar masivamente deuda desde la banca central resulta ser altamente contraproducente. Las operaciones de compra del BCE sólo están agravando estructuralmente la situación, por más que coyunturalmente puedan lograr que algunos días los mercados cierren al alza. La cruda realidad es que la deuda que emiten los Estados ya no es considerada por los inversores como un activo seguro. Que en vez de los inversores sea el Estado, en forma de banca central, quien se compre a sí mismo la deuda, no resuelve nada y sólo aplaza ligeramente la agonía. En el caso europeo se da además la injusticia de que los contribuyentes de países más sensatos terminen pagando el derroche y el sobreendeudamiento de los países más intervencionistas y peor gestionados. La compra de deuda soberana por el BCE y otros bancos centrales, con dinero inventado de la nada o sacado de los bolsillos del contribuyente, debe terminar de inmediato. Y los Estados, que asuman las consencuencias de su insostenible despilfarro de décadas, que suspendan parcialmente pagos si es necesario, y que reduzcan su actividad a la mínima expresión. La sociedad civil saldrá ganando.

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