El Partido Libertario (P-LIB) muestra su preocupación y disconformidad con la reciente aprobación de sistema de registro de pasajeros aéreos europeo. Tres años de polémica en Europa acabaron al final con una nueva medida liberticida que atenta de lleno contra la intimidad de los pasajeros. Los libertarios del P-LIB consideramos que para combatir el terrorismo no hace falta demonizar y convertir en presuntos delincuentes a todos los pasajeros civiles que viajan en avión. Quienes son terroristas siempre encontrarán nuevas formas de delinquir y atentar como ya lo vimos en los recientes atentados de Bélgica y de Francia.


El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) lamenta la enésima oportunidad perdida de reformar la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea. Bajo la presidencia irlandesa de la UE se ha anunciado un nuevo acuerdo para modificar la PAC, pero no la reforma con la profundidad que a los liberales nos parece imprescindible. La PAC es la política más ignominiosa de la UE. Todavía a día de hoy consume un 38% para producir tan sólo un 2% del PIB europeo. La PAC perjudica a todos los europeos y a millones de ciudadanos del resto del mundo. Los liberales promovemos la eliminación de los subsidios agrícolas.
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su solidaridad con el actor Gérard Depardieu, exiliado fiscal de la Francia hipercolectivista de François Hollande. Después de toda una vida pagando al fisco francés cantidades de dinero realmente desproporcionadas, hasta superar los ciento cuarenta y cinco millones de euros en impuestos, el actor puso voz el mes pasado a millones de franceses que ya no soportan más el expolio tributario de ese país. Depardieu, pudiendo residir en cualquier lugar del mundo, ha mantenido su residencia en territorio francés hasta que las últimas medidas de Hollande le han hecho ya insoportable vivir en Francia, país del que finalmente se ha marchado tras abonar en 2012 el 85% de sus ingresos.
El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) ve con especial preocupación la creación en Europa del supervisor financiero único. Esta medida se está vendiendo a la opinión pública europea como la solución a las crisis bancarias y al rescate de las entidades financieras. Sin embargo, no es sino la vieja promesa de todos los políticos colectivistas, que intentan convencernos de que no ha fallado la supervisión en sí sino el supervisor, por lo que basta con cambiarlo para que, esta vez sí se supervise «bien» y no haya más problemas en el futuro. Lo más preocupante de esta medida, totalmente inútil, es la acumulación de poder en órganos cada vez más alejados del ciudadano.