El P-LIB, por la financiación privada de los partidos

Javier López, Secretario General del P-LIBEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) celebra la decisión del gobierno italiano de eliminar gradualmente la financiación pública de los partidos políticos y hacer, por tanto que, pasen a financiarse de forma privada, como corresponde a una sociedad civil libre. Esta decisión histórica contrasta con la aprobada en nuestro país, de forma prácticamente simultánea, en el sentido contrario. Asistimos aquí a una nueva medida contra la libertad política para favorecer a la partitocracia oligopólica que ha sustituido nuestra democracia. El gobierno del PP, al prohibir que las personas jurídicas donen a los partidos, refuerza el oligopolio. Es un nuevo gesto de cara a la galería para apaciguar algo los ánimos justamente enardecidos de una ciudadanía que ya considera a los principales partidos políticos como nidos de corrupción extrema donde se vende decisiones políticas de toda índole. El gobierno intenta hacernos creer que con esta medida combate la corrupción, pero todos los casos, sin excepción, han demostrado que los partidos cobraban cantidades en negro, es decir, nunca ha habido corrupción derivada de las donaciones legales y declaradas de las empresas, como es evidente. Ahora, al prohibirlas, lo que se favorece es precisamente que toda donación de una empresa deba realizarse en negro. Por otro lado, es igualmente obvio que existen mil y una formas de esquivar esta ingenua prohibición, desde costear gastos o contratar a nombre de asociaciones relacionadas hasta fraccionar donaciones y hacerlas a nombre de individuos, etcétera. Pero lo que más habrá es maletines y dinero en efectivo, al más puro estilo Bárcenas. Y, por supuesto, las fundaciones de los partidos políticos han quedado fuera de la ecuación, lo que es normal ya que reciben una ingente financiación tanto pública como privada, que en general se emplea para gastos de formación y otros, de los cuales se benefician los respectivos partidos políticos. El Secretario General del P-LIB, Javier López, ha declartado hoy que «las fundaciones de los principales partidos son meras tapaderas para intensificar el expolio continuo a los contribuyentes» y que «con esta nueva ley tramposa, esas fundaciones sí podrán seguir recibiendo donaciones de empresas que contraten con las administraciones públicas«. «De hecho, el gobierno del PP aprobó en octubre de 2012 la Ley Orgánica de Financiación de Partidos Políticos (LOFPP), que precisamente elimina el límite máximo de 150.000 euros a las donaciones privadas a fundaciones de los partidos políticos», ha señalado, por lo que, indica López, «no parece que el PP quiera realmente luchar contra la lacra de la corrupción, y quizá por ello hayamos perdido en un solo año ocho puestos en el ranking de Transparency International, situándonos por debajo incluso de algunos países del Tercer Mundo». «Más parece que hecha la ley, hecha la trampa, que estamos en realidad ante una vulgar maniobra de distracción para calmar a la opinión pública tras los continuos escándalos de corrupción que asolan a los partidos tradicionales».

El P-LIB considera que, secundariamente, esta medida tiene también como objetivo reforzar las barreras de entrada, ya casi insalvables, al coto cerrado en el que los partidos mayoritarios han convertido la política española. En nuestro caso concreto, no nos preocupa en exceso porque, hasta ahora, nuestros donantes han sido casi siempre personas físicas. Pero este nuevo recorte a la libertad política, unido a la infame reforma de la LOREG en 2011, representa un paso más hacia un régimen de partido único escondido tras una pluralidad de marcas que cada día son más incapaces de simular diferencias reales entre sí. Además, donar su dinero u otras propiedades es una prerrogativa inalienable de cualquier persona, ya sea física o jurídica, y limitarla o proscribirla es absolutamente ilegítimo, como también lo es tomar el dinero de un contribuyente y subvencionar con él a partidos u otras organizaciones que no apoya. Lo que sobra es la injusta y liberticida financiación estatal, jamás la privada.

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