El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) recibe con indiferencia la noticia del fallecimiento del dictador socialista venezolano Hugo Chávez, y expresa su esperanzado deseo de que este suceso abra el camino a la Libertad y a la prosperidad de los ciudadanos de Venezuela. Los liberales denunciamos la usurpación de la jefatura del Estado por el protegido de Chávez, Nicolás Maduro, pese a que la constitución vigente, en su artículo 233, define que ésta le corresponde al Presidente de la Asamblea Nacional. Chávez ha sido un tramposo de la democracia y un tirano hasta su última exhalación, al ignorar las normas que él mismo fijó para afianzar a su delfín en el palacio de Miraflores. Los liberales españoles instamos al gobierno de Mariano Rajoy a realizar las gestiones diplomáticas necesarias para impulsar la celebración de elecciones realmente libres en Venezuela, bajo estricta observación internacional.
El P-LIB considera el chavismo como la expresión de un profundo retroceso de la Libertad en todo el subcontinente latinoamericano. Es una mancha en la historia de América Latina, es un esperpento político en el que se dan cita la demagogia más falaz y ramplona y el colectivismo más abyecto, que al grito de «exprópiese» ha logrado desposeer a la gente y someterla al Estado. El pensamiento injustamente denominado «bolivariano» es la expresión venezolana del «socialismo del siglo XXI» cocinado en las cumbres de Porto Alegre con eslóganes como «otro mundo es posible» que no consiguieron ocultar su esencia: la pretensión de restaurar el socialismo más ortodoxo, jerárquico y estatalista, ya ensayado y siempre fallido en Europa oriental y en otras regiones del planeta. Los caciques de extrema izquierda como Hugo Chávez no buscaron construir «otro mundo» sino resucitar a Stalin para dominar este. Es todo un símbolo que Stalin y Chávez compartan para siempre la fecha de su muerte. La extrema izquierda no se diferencia de la extrema derecha que gobernó América Latina durante la época terrible de las dictaduras militares. Como pasó en Europa durante el conflicto entre los dos grandes totalitarismos, la única diferencia entre unas y otras dictaduras es la estética y la palabrería empleada. Chávez nos merece a los liberales la misma repulsa que Pinochet, Castro, Stroessner, Duvalier o Videla. Todos ellos aplastaron al individuo, todos trataron de comprar a las masas con dádivas pero cuando eso falló todos les aplicaron también la brutal coerción del Estado.
El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha declarado que «el colectivismo, sea cual sea el ropaje ideológico y la estética de izquierdas o de derechas con la que se revista, es el mayor enemigo del individuo humano y de su libertad», afirmando que «la más alta misión liberal es combatir toda forma de colectivismo para desenmascararlo, desmontarlo y afianzar la soberanía personal de cada ser humano».