El estatalismo ha empobrecido a la población

Juan PinaPara el Partido de la Libertad Individual (P-LIB), son muy significativos los datos recién publicados por el Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales sobre el dramático incremento de la demanda de ayuda de emergencia, incremento que roza ya el 20% anual. Esta ayuda ha dejado de ser marginal y comienza a ser demandada por personas pertenecientes a las capas socioeconómicas medias en toda España. Los liberales consideramos que no es casual que este indicador se haya disparado precisamente en los años en que el Estado ha alcanzado sus máximos niveles de gasto, mientras el país se hundía en una crisis económica sin precedentes, que es mundial pero también autóctona. El estatalismo empobrece a la población. Se suele decir que el Estado gasta más durante una crisis porque atiende la pobreza, pero si eso es así resulta obvio su fracaso más estrepitoso, ya que gasta más que nunca y sin embargo la gente es más pobre que nunca. En realidad lo que sucede es que el Estado ha incrementado el gasto necesario para su propia supervivencia, a costa de la de los ciudadanos.

La intervención masiva del Estado mediante estímulos y subvenciones, llevada incluso al absurdo del Plan E, sólo ha servido en estos últimos años para estrangular la actividad económica, llevar al cierre a miles de empresas, impedir que aparezcan otras y condenar a seis millones de personas al desempleo, y a unos ocho millones a requerir la asistencia social. Ayer mismo supimos también que el número de nuevos emigrantes españoles ha crecido casi un 22% en un año, junto al retorno de más de trescientos mil extranjeros que ya no encuentran motivos para optar por nuestro país. En total, un millón de personas ha abandonado el país en los dos últimos años.

Todo esto era de esperar desde los primeros consejos de ministros de Rajoy. El Partido Popular, en estos diez meses de gobierno, se ha limitado a sostener el volante heredado de Zapatero, sin cambiar el rumbo y pisando con fuerza el acelerador. Así, el PP nos ha colocado a la cabeza de Europa en impuestos y, según estos últimos datos, también en la extensión de la pobreza. Ambas cosas van unidas. De una crisis no se sale subiendo impuestos sino reduciendo realmente el Estado, cosa que Rajoy y su equipo económico han descartado desde el principio. No habría ocho millones de personas recurriendo a la asistencia estatal básica si no tuviéramos una economía detenida por la traba formidable que representa el Estado para su normal funcionamiento.

En relación con estos datos, el Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha declarado que «los liberales tenemos una alternativa realista y efectiva, pero ni los socialistas ni los populares la pondrán en marcha porque les quita el poder a ellos y se lo devuelve al individuo». «Se trata —ha precisado— de reconocer de una vez por todas que hemos llegado a esta situación por culpa del exceso de Estado, y reducirlo por tanto a su mínima expresión, devolviendo a la sociedad civil la prestación de todos los servicios y habilitando un sistema de cheque para las personas de rentas bajas». «Se trata de eliminar la mayor parte de los impuestos y cotizaciones que han hundido la actividad empresarial, han empobrecido a la población y han disparado el paro», ha añadido, concluyendo que «es necesario restaurar la confianza en nuestra economía sacando de la misma el elemento que, tanto con Rajoy como con Zapatero, ha arruinado nuestro prestigio como centro de negocios y destino de inversiones: la política» y que «los liberales, que en su día triunfamos al separar Estado y religión, consideramos hoy igual de importante separar Estado y economía, porque, cuando van juntos, la gente termina sufriendo las consecuencias, y estos datos oficiales de pobreza son la prueba a la que nos remitimos para clamar por una economía libre». Por todo ello, ha afirmado que «los liberales no nos cansaremos de repetirlo: Libertad es prosperidad».

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