Privaticemos las cajas

Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón dieron ayer un espectáculo bochornoso y lamentable al pelearse por el botín de Cajamadrid. Quedó clara la nula vocación liberalizadora del alcalde y de su jefe, el presidente del PP Mariano Rajoy, que pretende nombrar al nuevo presidente de la entidad. Pero quedó también patente que Esperanza Aguirre no es tan liberal como afirma ser. Quienes aún creían que Aguirre «al menos» era liberal en economía han podido ver que no es así. Es una dirigente política que reafirma y defiende el supuesto derecho de la administración pública que preside a decidir el destino de Cajamadrid y colocar al frente de la caja a un político, su propio «número dos».

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) exige la venta de las cajas de ahorros (con preferencia de compra para sus depositantes y trabajadores) y en concreto de Cajamadrid. Es necesaria la desaparición de estas entidades para reconvertirlas en bancos normales y corrientes, ya sean gestionados en régimen de cooperativa o como sociedades anónimas. Se acabará así con su enorme politización y con su utilización para la concesión constante de créditos de alto riesgo a los partidos.

Por otro lado, el P-LIB deplora la actuación del Banco de España en el caso de Caja Castilla-La Mancha (CCM), al promover su posible compra por parte de La Caixa. Por un lado, perjudica así a otras entidades que habían mostrado interés, lo que pone al banco central en una turbia situación de juez y parte. Por otro, favorece la concentración del sector de cajas y el crecimiento desmedido de la mayor de ellas. Y además constituye un acto de intervencionismo económico intolerable al decirle a una entidad bancaria lo que tiene que hacer en cuanto a su política de adquisiciones. CCM debe ser puesta en venta pública.

 

 

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