Solidaridad con Edward Snowden

El Partido Libertario (P-LIB) expresa todo su apoyo a Edward Snowden, cuyo ejemplo heroico alienta la lucha que libra en todo el planeta la resistencia al Hiperestado. Creemos que, como ha afirmado el congresista estadounidense Ron Paul, es nuestro deber rendir un tributo de «gratitud a Edward Snowden por revelar la injusticia estatal asumiendo para ello cualquier riesgo». Coincidimos también con el senador Rand Paul en considerar la vigilancia generalizada que ha revelado Snowden como un «asalto total a la constitución», y apoyamos la acción judicial que ha anunciado contra los programas de vigilancia.

Tal como han denunciado de forma insistente nuestros homólogos del Partido Libertario de los Estados Unidos, el gobierno de ese país espía de forma indiscriminada a la población propia y ajena por diversos medios, empleando para ello la National Security Agency y otros organismos públicos. Estamos con Geoffrey Neale, presidente de los libertarios estadounidenses, cuando afirma que «estas violaciones de los derechos civiles se han agravado en tiempos de Bush y de Obama». Creemos que el bipartidismo estadounidense es tan falso y corrupto como el español, y que en realidad enmascara un partido único con dos marcas electorales destinadas a simular una alternancia y una pluralidad que cada vez se revelan más ficticias. Apoyamos al Partido Libertario en su batalla política contra las leyes infames, propias de un país totalitario, que legitiman el espionaje indiscriminado y sin tutela judicial ni garantías jurídicas, y entre ellas especialmente la Patriot Act, que es el mayor ataque a la libertad jamás consentido en el país de Jefferson y Franklin.

La intercepción de las conversaciones a través de Verizon y otras empresas de telefonía, la infección masiva de los ordenadores de la gente con programas de espionaje remoto, el uso de spyware como Prism por parte del poder ejecutivo y sin orden ni control judicial, o la conexión directa para espiar los servidores de empresas como Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, AOL, Skype, YouTube o Apple, demuestra el alcance extremo e insidioso de la vigilancia estatal, pero también el repulsivo colaboracionismo de muchas de las grandes empresas a las que teníamos por aliadas de la libertad pero se comportan como ojos y oídos del poder, a cambio de los privilegios regulatorios que éste les otorga.

El Nobel de la Paz Barack Obama, que ya quedó en envidencia por espiar a una veintena de periodistas de Associated Press, espía en realidad a todos sus conciudadanos y se adentra por el camino totalitario que inició George W. Bush. Coincidimos con el Partido Libertario en exigir la reducción de los servicios de inteligencia a su mínima expresión y de forma inmediata, ya que, en palabras de Geoffrey Neale, «sólo así se podrá frenar el rápido declive de nuestra privacidad y de nuestros derechos civiles, controlar la acción del Estado y afianzar las garantías procesales de todos los ciudadanos».

El P-LIB, que en España siempre ha expresado su desconfianza respecto a mecanismos como SITEL y, en general, respecto a la acción de los servicios de inteligencia y seguridad del Estado, ajenos en realidad al control y al escrutinio público; y que ha expresado siempre su apoyo a Bradley Manning y a Julian Assange con independencia de sus ideas políticas o agendas personales; considera que el caso actual brinda la prueba irrefutable de que el Estado, en todo el mundo, espía al individuo en beneficio propio. El P-LIB rechaza de plano la lógica que lleva a una parte de la sociedad a aceptar de buen grado el espionaje estatal, creyendo que así afianza la seguridad, y recuerda la famosa frase de Franklin, cada día más vigente: «aquellos que están dispuestos a sacrificar la libertad por la seguridad no merecen ninguna de las dos y están condenados a perder ambas».

Edward Snowden merece todo nuestro respeto y admiración por su gesto, que contribuye a la resistencia pacífica contra la tiranía estatal, una tiranía que nos encamina al cumplimiento de las peores premoniciones de Orwell o Huxley. Confiamos en la sociedad civil estadounidense, tan resiliente y tan amante de la libertad, y esperamos que se alce indignada contra su gobierno y contra la supuesta oposición, ambas culpables de este intolerable liberticidio. Confiamos especialmente en los jóvenes que ya no se creen las mentiras estatalistas de demócratas y republicanos y que, como aquí, buscan alternativas de conjunto que no refuercen el Estado, sino la libertad.

Y en nuestro país, llamamos a la población a proteger su privacidad frente a los ojos y oídos del Estado, pues estamos completamente seguros de que el espionaje ahora revelado se aplica igualmente en la España del PP, un país regentado por estatalistas como Wert, Lassalle, Fernández Díaz, Arias Cañete o Ruiz-Gallardón, que en año y medio de gobierno, lejos de desmontarlos, han intensificado los mecanismos estatales de control e ingeniería sociales que heredaron del gobierno socialista. Pedimos a la población que utilice en lo posible las tecnologías de encriptación y de anonimato que ya están al alcance de cualquiera, así como los mecanismos distribuidos que favorecen la desintermediación de la información y el libre y anónimo intercambio de datos, como los sistemas P2P. Igualmente, animamos a todos a combatir el monopolio monetario y las leyes de curso forzoso contribuyendo a fortalecer Bitcoin u otras monedas alternativas, ajenas a todo control estatal.

El P-LIB ha escrito al ministro de Asuntos Exteriores para rogarle que ofrezca a Edward Snowden asilo político en España. El P-LIB se ofrece a colaborar con cuantas organizaciones de derechos civiles y libertades públicas deseen articular una expresión conjunta de solidaridad con él y contribuir a evitar su captura y confinamiento.

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