Veinte años de la caída del comunismo

Caída del muro de Berlín el 9 de septiembre de 1989.

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) celebra hoy con todos los demócratas el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín, acontecimiento fundamental de nuestro tiempo e icono principal del derrumbe del comunismo.

El comunismo ha sido una de las páginas más negras de la historia y aún se cierne como una terrible amenaza sobre el conjunto de la humanidad, disfrazado a veces con ropajes libertarios. Personajes como Hugo Chávez y determinados intelectuales de la izquierda europea promueven un supuesto «socalismo del siglo XXI», pero el análisis de cada una de sus propuestas y de cada uno de sus actos no deja de recordarnos, con cada vez mayor fidelidad, al comunismo que cayó en Berlín hace hoy veinte años.

Dos décadas después de los emocionantes acontecimientos de Berlín, tenemos que constatar que la quinta parte de la humanidad aún vive bajo la terrible tiranía del comunismo. En un día como hoy, junto a la celebración de la libertad de Alemania y del Este de Europa, no podemos olvidarnos de países como Laos, Vietnam, Myanmar, Corea del Norte, Turkmenistán, Cuba, Venezuela y desde luego China. Y no podemos dejar de denunciar que incluso en nuestro continente siguen en pie regímenes derivados directamente del comunismo soviético, por ejemplo en Bielorrusia. Es significativo que el país más pobre de Europa, Moldavia, sea el que más tiempo ha tenido un presidente del Partido Comunista (Vladimir Voronin, hasta hace apenas un par de meses).

El comunismo se ha puesto en marcha en todo tipo de sociedades, con todo tipo de culturas y grados de desarrollo, y desde las más diversas «vías al socialismo», pero su resultado ha sido invariablemente la miseria y la represión. Es necesario dejar de juzgar el comunismo por sus supuestos objetivos y hacerlo por sus resultados. El P-LIB pide la coordinación y la profundización de los esfuerzos de Occidente para facilitar la liberación de los millones de personas que aún son víctimas de esta espantosa forma de colectivismo extremo.

Hoy recordamos con admiración a los liberales alemanes que durante décadas lucharon por la libertad a ambos lados del muro y por la reunificación de su país, unos desde la clandestinidad y otros desde la Alemania libre, y especialmente a la figura de Hans-Dietrich Genscher, quien desde la cartera de Asuntos Exteriores de la República Federal fue uno de los impulsores más destacados de la caída del muro. Y hoy debemos, también, ofrecer nuestro sentido homenaje a los más de cien millones de víctimas del comunismo en todo el mundo. Es un día especialmente importante para que quienes aún no lo hayan hecho se sumen a la Declaración de Praga iniciada por el ex presidente checo Vaclav Havel.

El vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín es un momento propicio para la reflexión sobre el inmenso error que constituye no sólo el comunismo sino cualquier forma de colectivismo, y sobre la necesidad de caminar hacia un mundo realmente libre donde la soberanía plena de cada ser humano, en lo económico y en lo ético, sea reconocida por todos como el valor fundamental e imprescindible sobre el que se asienta la convivencia.

 

 

 

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