Ofensiva del Gobierno en contra de las llamadas terapias alternativas

El Partido Libertario (P-LIB) ve con preocupación la ofensiva del gobierno en contra de las llamadas “terapias alternativas”. Sin entrar en el debate de qué terapias son mejores, o válidas, los libertarios defendemos la libertad individual de elegir aquella que cada ciudadano considere más adecuada a su situación.

Toda medida encaminada a retirar productos del mercado, a restringir derechos de docencia o a imponer lo que se puede o no decir contará con nuestra oposición, sea en el ámbito que sea.

Los ciudadanos deben tener la libertad para adquirir y consumir aquellos productos y servicios que consideren más adecuados para el mantenimiento de su salud, en libertad y al mismo tiempo asumiendo la responsabilidad de sus decisiones. Las injerencias del Estado en lo que respecta a lo que hacemos con nuestro cuerpo no deben ser toleradas por la sociedad.

También nos oponemos a la tutela del Estado a la hora de decidir qué es o no es una buena información. Es responsabilidad de cada individuo el informarse de manera lo más exhaustiva y contrastada posible antes de tomar una decisión. La propuesta del ministro Duque de buscar un acuerdo con los medios de comunicación para suministrarles directamente desde el ministerio “información rigurosa y veraz” nos preocupa especialmente ya que, por buena que pueda ser la intención en ocasiones, supone la asunción de que hay una verdad “oficial” y única que puede ser provista cómodamente por una instancia superior, con el peligro que esto conlleva de fomentar una ciudadanía mansa y acrítica, que asume lo que le ordena creer el Estado, en lugar de usar su propia capacidad de discernimiento para tomar las decisiones que cada uno considere que van en su mejor interés.

Gloria Rodríguez, Secretaría de Comunicación con la Sociedad Civil del Partido Libertario, ha declarado respecto a esta cuestión: “El paternalismo estatal resulta siempre indeseable, pero en una cuestión tan delicada como es la salud nos produce un rechazo especialmente intenso. Las consecuencias, positivas o negativas, de la terapia que elegimos ante un problema de salud van a recaer sobre nuestro cuerpo, y van a tener una incidencia directa en nuestra calidad de vida, por lo que no podemos tolerar que se menoscabe nuestra capacidad de decisión.  En esta cuestión, como en todas las demás, nos negamos a ser tutelados sin nuestro consentimiento, y con cargo a nuestro bolsillo”.

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