Ante la calamitosa gestión de la crisis del ébola

Juan PinaEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su preocupación por la crisis desencadenada por el primer contagio del virus ébola en Madrid. El P-LIB deplora la pésima gestión de esta crisis por parte del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid. El trato extremadamente desconsiderado que las autoridades han dispensado a la enfermera Teresa Romero y a su marido, incluso acusándoles de mentir, pone de manifiesto un nerviosismo y una improvisación realmente deplorables. Es incomprensible que no se haya internado a la enfermera al alertar ella misma sobre sus síntomas, dejando pasar unos días cruciales para su vida y para evitar contagios. También es lamentable la extraordinaria insensibilidad con la que las autoridades madrileñas han gestionado el asunto adicional del posible contagio de su mascota, demostrando una vez más las enormes carencias tanto de la Comunidad de Madrid como del gobierno central en materia de comunicación.

Pero, por encima de todo, resulta ahora evidente que la decisión gubernamental de repatriar a las dos personas contagiadas en África fue un gravísimo error cuyas consecuencias pueden ser catastróficas. Que el primer contagio fuera del continente africano se haya producido en nuestro país, con el natural enfado de nuestros socios europeos, no es una simple casualidad: es el resultado de una decisión populista, torpe, poco meditada y finalmente tomada contra la opinión de una buena parte de la comunidad médica, que se opuso siguiendo la lógica habitual en epidemiología al no existir tratamiento ni vacuna y por carecer España de instalaciones con el altísimo grado de seguridad necesario para la contención de una enfermedad poco conocida, extremadamente contagiosa y mortífera. Se podía haber evitado esta situación enviando equipos médicos voluntarios para tratar a estas personas in situ, con exigentes controles a su regreso, pero el gobierno optó por la frívola instrumentalización propagandística del asunto.

Cabe preguntarse por qué se repatrió a estas dos víctimas de ébola, cuando muchos miles de españoles sufren graves enfermedades y otras calamidades en cualquier lugar del mundo sin que el gobierno español les envíe aviones medicalizados de la Fuerza Aérea ni ponga en marcha costosos dispositivos que, obviamente, no se puede extender a cualquier otro ciudadano con problemas en cualquier confín del planeta. Corresponde a cada ciudadano asumir los riesgos de instalarse en zonas peligrosas del mundo para ayudar exponiéndose a riesgos como el contagio de graves enfermedades. Por encomiable que pueda ser tan generosa actuación, sus consecuencias jamás deben padecerlas los demás ciudadanos, pero a este gobierno no le ha importado exponernos a todos al riesgo de terminar compartiéndolas.

Por si fuera poco, todas las informaciones que van aflorando sobre las actuaciones y los procedimientos que se ha seguido parecen indicar graves negligencias, incumplimiento de protocolos básicos, carencias en la formación del personal y otros fallos que provocan una sonrojante vergüenza ajena y un razonable temor por la magnitud que pueda llegar a alcanzar esta crisis.

El Presidente del P-LIB, Juan Pina, ha declarado hoy que «esto es lo que pasa cuando algo tan importante como la salud pública se deja en manos del Estado«. «La estatalización de las grandes decisiones médicas entraña un riesgo inasumible», ha añadido, afirmando que «el P-LIB desea que Teresa Romero supere el ébola y se recupere plenamente, y que su marido y las demás personas bajo vigilancia no hayan sufrido el contagio». «Es imprescindible depurar las responsabilidades médicas y políticas de todo este asunto», ha concluido.

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