No a las imposiciones lingüísticas

Ante las manifestaciones de este fin de semana en algunas localidades catalanas, el P-LIB se adhiere a la idea básica de que todos los ciudadanos tienen el derecho fundamental e inalienable a expresarse en la lengua de su elección, a comerciar y hacer negocios en cualquier lengua, a consumir y ofrecer cultura en cualquiera de ellas y a dirigirse a la Administración en cualquier idioma suficientemente extendido para hacer viable el coste del servicio. El concepto mismo de oficialidad de unos u otros idiomas es cuestionable en pleno siglo XXI, en la era de la globalización económica y cultural.

El P-LIB reconoce el derecho de todos los hablantes de cualquiera de las lenguas originarias de nuestro territorio, y también de aquellos que se han incorporado hace pocos años a nuestra sociedad y aportan nuevos idiomas. Al mismo tiempo que se suma a la exigencia del derecho elemental a expresarse en cualquier lengua en cualquier comunidad autónoma, y condenando toda imposición de una u otra lengua, el P-LIB declara simultáneamente su preocupación por el uso y abuso que de esta cuestión hace el conservadurismo español, cuyos niveles de nacionalismo centrípeto (y por tanto de colectivismo) rivalizan con los de cualquier partido nacionalista centrífugo. Nuestra posición de defensa de cualquier lengua en cualquier territorio responde a nuestro objetivo de incrementar la libertad individual, y no a planteamientos de uniformización etnocultural que no compartimos, pues repudiamos la ingeniería social venga de donde venga, y la vemos venir desde ambos lados de este debate. En este sentido, el P-LIB recuerda su apoyo al multilingüismo de las Cortes Generales, siguiendo el ejemplo de países como Finlandia, Canadá, Suiza o Bélgica.

 

P-LIB

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