Rechazamos la censura de la UE a la publicidad de alcohol

Javier AbellánEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su rechazo ante un nuevo recorte de la Libertad que nos llega desde las altas instancias del Hiperestado, esta vez con la excusa de proteger a la población frente al alcoholismo. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha avalado la norma comunitaria que prohíbe que la publicidad del vino y demás bebidas alcohólicas mencione cualquier tipo de efecto positivo para la salud, con independencia de que esté demostrado.La argumentación de esta normativa señala que, «aunque sea cierta, resulta incompleta» al silenciar los riesgos inherentes al consumo de bebidas alcohólicas. El P-LIB considera esta justificación un insulto a la inteligencia de los individuos y un precedente abierto a más injerencias del Estado en nuestras vidas, además de ser una medida totalmente inútil para el fin que persigue.

Los liberales exigimos respeto irrestricto a la libertad de expresión, pues consideramos que los individuos humanos son seres capacez de tomar sus propias decisiones mediante el uso de la razón. La única limitación legítima a la expresión publicitaria es aquella que falta adrede a la verdad para defraudar. Además, que se impida mencionar los efectos positivos de un consumo razonable de bebidas alcoholicas no conseguirá que algunas personas dejen de abusar de ellas. Nuevamente, el Estado actúa sobre la población con un paternalismo opresor del que los liberales ansiamos desembarazarnos.

Javier Abellán, miembro del Comité ejecutivo del P-LIB, ha declarado que «esta medida hace que toda publicidad, de cualquier producto, sea prácticamente ilegal pues toda ella menciona los efectos positivos de su producto sin mencionar los negativos, por lo que, según el TJUE, sería sospechosa de ser incompleta e inducir a un consumo irresponsable», y se cuestiona «¿en qué situación pone esta nueva jurisprudencia, por ejemplo, a los anunciantes de fármacos? Cierto que deben llevar un prospecto pero nadie puede asegurar que sea leído y seguido por el consumidor, ¿será el alcohol o el tabaco el siguiente producto en ser racionado por el Estado?»

El P-LIB llama la atención particularmente sobre el cinismo de los eurócratas al prohibir abiertamente que la publicidad recoja datos veraces si no contribuyen a sus objetivos de control social.

El P-LIB considera que esta normativa es un duro golpe a la libertad de los creativos y publicistas, de los anunciantes, de todo un sector productivo y de sus consumidores, y abre la veda de la censura previa en infinidad de sectores, desde las hamburgueserías o los productores de comida calificada por el Estado como «basura» hasta el juego o cualquier otro servicio o producto que desagrade por el motivo que sea a los ingenieros sociales de Bruselas. Ante esta ofensiva liberticida del Estado, sólo cabe preguntarse cuál será el siguiente producto afectado, y hasta cuándo la sociedad continuará tolerando los abusos del paternalismo estatal.

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