No a la nueva huelga general

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) rechaza de plano la convocatoria de huelga general formulada por las centrales sindicales dominantes. El P-LIB, que ha condenado con dureza la política económica del gobierno de Mariano Rajoy, considera que esta huelga política pretende forzarle a mantener altos niveles de gasto público insostenible. El P-LIB considera que Rajoy se ha equivocado al comenzar recortando los servicios y prestaciones que el Estado da a los ciudadanos. Esos servicios y prestaciones deben privatizarse de forma ordenada y paulatina, sin incumplir los compromisos actuales del Estado. El ajuste económico debería haberse realizado únicamente por el lado del gasto, pero recortando fundamentalmente en subvenciones de todo tipo y en plantilla pública, cerrando para ello numerosos departamentos de los tres niveles de administración pública además de vender las empresas públicas, enajenar inmuebles y renunciar a todo rescate de bancos u otras empresas con el dinero de todos. La venta de activos públicos, desde empresas a terrenos, debería haber sido un elemento fundamental de la política económica para salir de la crisis, porque es una manera de obtener fondos mucho más sensata que subir los impuestos.

Los sindicatos deberían protestar por el salvaje incremento de los impuestos directos e indirectos y de todo tipo de tasas y cotizaciones, que está empobreciendo dramáticamente a los trabajadores que ellos dicen defender. Además, deberían denunciar el expolio que supone para los trabajadores el sistema de pensiones basado en el reparto estatal. Sin embargo, pasan de puntillas sobre la reducción de la renta disponible de los ciudadanos y convocan una huelga para exigir más gasto, mientras continúan defendiendo el Pacto de Toledo para mantener el fraude piramidal de las pensiones. Cabe preguntarse cómo piensan los sindicatos recaudar aún más para poder incurrir en un nivel de gasto aún mayor, si ya se ha llevado a cabo la mayor subida de impuestos de nuestra historia. O tal vez lo que pretendan sea que el Estado se endeude más todavía en nuestro nombre, a pesar del elevado interés que pagamos por ello y del altísimo nivel que ya alcanza nuestra deuda pública.

Los liberales denunciamos que los sindicatos y los clichés que han instalado en la sociedad son una parte sustancial del problema, y que la única «solución» que aportan es recurrir nuevamente al pataleo. Los sindicatos han forzado durante décadas la vigencia en España de un mercado laboral atípico, aún más intervenido y estrangulado que en los demás países de nuestro entorno europeo. Una gran parte de la sociedad repudia a estos sindicatos que viven de las subvenciones multimillonarias pagadas con nuestros impuestos y que solamente empeoran las cosas. Auguramos a la huelga de noviembre el mismo fracaso estrepitoso que ha caracterizado a las recientes convocatorias.

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