La ley Lassalle, grave amenaza a nuestra Libertad

Roxana NiculaEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera necesario alertar a la ciudadanía sobre los graves abusos de poder y sobre el establecimiento de censura generalizada que contiene el borrador del anteproyecto de la nueva Ley de Propiedad Intelectual, conocido el viernes. La Secretaría de Acción Ciudadana del P-LIB ha elaborado un informe sobre el borrador, cuya lectura recomendamos a todas las personas amantes de la libertad online. El texto no deja lugar a dudas sobre la vocación liberticida del gobierno del Partido Popular, con José María Lassalle como ariete, una vez más, del control estatal de Internet.

El P-LIB no puede dejar de condenar igualmente la presión de las entidades de gestión, que van aún más lejos en sus exigencias de una Internet espiada, férreamente controlada por el poder político e incapaz de cumplir su función básica de sistema de intercambio de información al amparo del derecho inalienable a la comunicación privada y secreta. Una de las consecuencias de la funesta ley Lassalle va a ser, inevitablemente, perjudicar la producción cultural independiente y el mecenazgo ciudadano, en un intento estatal por salvar artificialmente de la desaparición a intermediarios poderosos y con lobbies bien organizados, pero cuyo papel entre los creadores y los consumidores de cultura está quedando obsoleto a gran velocidad a causa del cambio tecnológico y de la evolución de los hábitos de consumo. Esto afecta especialmente a los cárteles de la producción, la distribución y la gestión de derechos.

Entre las diferentes corrientes liberales existen posiciones diversas respecto a la propiedad intelectual y su vigencia en la época actual, pero todos los liberales coinciden en que la protección de la misma (en su caso) no puede hacerse a expensas de una asfixiante proliferación del Estado, ni de un brutal recorte de la libertad individual, del secreto de las comunicaciones o de la tutela judicial. En todo el mundo, los Estados hoy buscan la manera de frenar el avance de la Libertad propiciado por las tecnologías de la comunicación. Esgrimen para ello todo tipo de excusas, entre ellas la supuesta protección de la propiedad intelectual mediante leyes como la que ahora esboza Lassalle, pero el objetivo último va mucho más allá del debate sobre los derechos de los autores, ya que consiste sencillamente en el incremento del control social por parte del Estado, recuperando el terreno conquistado por el individuo gracias a Internet.

Los liberales llamamos a la sociedad civil a articular su propia defensa ante este ataque frontal a la misma línea de flotación de nuestra Libertad y, llegado el caso, a organizar la resistencia por todos los medios existentes. Llamamos a los técnicos a continuar desarrollando y poniendo a disposición del público sistemas de anonimización, encriptación y compartición de datos cada vez más potentes y sencillos, porque sólo una Internet distribuida y resiliente podrá sobrevivir a los feroces ataques estatales. Llamamos a los operadores, a los proveedores de servicios y a las demás empresas relacionadas con Internet a no ceder ante la pretensión estatal de que espíen y delaten a sus clientes. Llamamos a los diputados y senadores del Partido Popular, si les queda algo de aprecio a la Libertad, a impedir con sus votos las pretensiones de Lassalle y Wert. Llamamos a la Unión Europea a impedir que en España se conculque la Directiva 200/31/CE y las demás normas que, aunque muy tímidamente, protegen a los consumidores de cultura y a los usuarios de Internet. Y llamamos a los ciudadanos a no dejarse amedrentar por un Estado decidido a acabar con la Internet que conocemos porque sabe que es su principal enemiga al hacer posible la acción libre y descoordinada de millones de seres humanos, la cual configura un orden espontáneo mucho más eficaz que cualquier Estado en la generación de ideas, proyectos, cultura, colaboración, riqueza y prosperidad.

La Secretaria de Acción Ciudadana del P-LIB, Roxana Nicula, ha declarado que «las intenciones de Lassalle respecto a Internet son abominables, propias de Ahmadineyad, de Kim Jong Un o de Castro» y que «el PP de Wert se ha retratado ya claramente como un fiel heredero del PSOE de Ángeles González-Sinde». Nicula ha señalado la injusticia de que a José María Lassalle se le suela etiquetar en algunos medios de comunicación como perteneciente a la supuesta facción liberal del PP, porque «Lassalle encarna el peor PP, un PP antiliberal y controlado por los lobbies, un PP ignorante y arcaico que teme los avances tecnológicos porque no los comprende y se siente amenazado por ellos, un PP que desprecia la Libertad y no tiene el menor reparo en recortarla». «El P-LIB se pone a la disposición de la sociedad civil para contribuir con todas sus fuerzas a detener esta negra amenaza que se cierne sobre todos nosotros», ha concluido.

INFORME SOBRE EL BORRADOR DE LA «LEY LASSALLE»

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