Elecciones en Andalucía y Asturias

El Partido de la Libertad Individual (P-LIB) considera que el resultado más relevante de las elecciones andaluzas y asturianas es la escasa participación, y que ésta se debe en gran medida al hastío de la población respecto a un sistema político y electoral enquistado en las mismas ideas colectivistas de siempre y en los partidos convencionales o sus escisiones indisimuladamente continuistas dentro del caduco establishment de partidos estatalistas. Es el caso de formaciones como Foro y UPyD.

El P-LIB constata nuevamente cómo la extrema ceguera política del PP le lleva una vez más a quedarse sin gobernar en una comunidad autónoma, la andaluza, pese a tener mayoría relativa, mientras que los socialistas podrán apoyarse en Izquierda Unida. Esto pone en evidencia nuevamente el fallo estrepitoso de la estrategia seguida por el PP desde su mismo congreso de refundación a finales de los ochenta: impedir a cualquier precio la aparición de partidos liberales, torpedeándolos o fagocitándolos. Si el PP no hubiera seguido esa estrategia suicida, hoy podría formar coalición con algún partido liberal como sucede en la mayor parte de nuestro entorno europeo. Pero el PP no aspira a coaligarse, ni sabe hacerlo, ni quiere pactar con nadie ni tampoco podría porque está solo en su arrogancia. Aspira únicamente a la más absoluta hegemonía y cuando no la consigue prefiere que malgobierne un PSOE débil, sometido a la fuerte influencia de la extrema izquierda, antes que reconocer el fracaso de su apuesta cerril y prepotente por ser el único partido del espacio que llama de «centroderecha». Producto de la total ausencia de cauces de disensión interna en el PP es la aparición de exabruptos como Foro, sin la menor diferenciación ideológica con el partido-madre. Que no se nos malinterprete: el P-LIB no aspira a ejercer de bisagra imprescindible en toda coalición, sino principalmente a contar con una presencia institucional útil, a ser posible determinante en la aritmética parlamentaria, para frenar las propuestas y normas liberticidas e impulsar aquellas otras que reduzcan el Estado y afiancen la Libertad.

Es de esperar y suponer que en esta ocasión, tras una nueva y estrepitosa derrota, pese a haber tenido las mejores condiciones imaginables, Javier Arenas y su prepotencia política sean colocados por fin en el lugar que desde hace tantos años merecen. Es muy lamentable, en cambio, que el PSOE de los EREs fraudulentos y de la corrupta hegemonía que ha mantenido en la pobreza a los andaluces durante décadas se haya salvado del destino que le correspondía.

El P-LIB lamenta nuevamente no haber contado todavía en estas dos comunidades autónomas con las fuerzas suficientes para concurrir a las elecciones autonómicas, como habría deseado, y reitera su compromiso a seguir construyendo de forma sosegada pero constante la alternativa liberal libertaria que anhela un sector creciente de las sociedades asturiana y andaluza. Haremos cuanto esté en nuestra mano para que esta haya sido la última vez que en esas comunidades no se ha podido votar por el P-LIB, la única fuerza política que trabaja por menos Estado y más Libertad.

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