Ante la explosión de casos de corrupción

Juan PinaEl Partido de la Libertad Individual (P-LIB) expresa su repugnancia ante la evidente implicación de los principales partidos políticos, sindicatos y patronales en la ya vertiginosa espiral de nuevos casos de corrupción y de nuevas y escandalosas informaciones sobre los ya existentes. El episodio más reciente, la Operación Púnica, ya ni siquiera causa sorpresa. Resulta ya imposible no considerar sobradamente demostrado que el conjunto de los estamentos dirigentes de toda nuestra política y de nuestros agentes sociales ha venido defraudando sistemáticamente la confianza de los ciudadanos y ha empleado sus privilegios para financiarse irregularmente, cuando no para el lucro personal. 

Como en la Italia de los peores años de la vinculación entre política y mafia, nuestra “tangentópolis” ha abarcado toda la vida pública española, desde la cima de nuestras instituciones hasta los más recónditos centros de poder local, arropada siempre por el silencio cómplice y generalizado de todos los participantes en el negocio y de los aspirantes a sacar tajada, representativos de todos los colores políticos. El P-LIB, que ya pidió la destitución parlamentaria de Mariano Rajoy como presidente del gobierno en verano de 2013, ante la evidencia de su vinculación directa y personal con el caso Bárcenas, se reafirma en la acusación política de que el partido hoy gobernante es una organización carcomida por la venta sistematizada de decisiones a todo tipo de “conseguidores”. Lo mismo, por supuesto, es aplicable al principal partido de la oposición y supuesta alternativa de gobierno, cuyo historial delictivo, aunque sólo se tuviera en cuenta el de Andalucía, ya alcanzaría una magnitud inabarcable. Y lo mismo puede decirse, en general, de todos los demás partidos que han disfrutado de parcelas importantes de poder, como ha puesto de manifiesto el caso Pujol. Al mismo tiempo, nuestras centrales sindicales y nuestras organizaciones patronales siguen enfangadas en los casos más turbios y repulsivos. Todos ellos —partidos, sindicatos y patronales— se han repartido, en particular, el botín de las cajas de ahorros que nos han llevado al rescate europeo.

Los editoriales de los periódicos y los comentarios de los tertulianos se quedan muy cortos a la hora de expresar la sensación de asco que ha cundido entre los ciudadanos al saberse robados una y otra vez por todos. Por todos a un tiempo. Por todos en connivencia. Hoy la gente asiste boquiabierta a una guerra civil silenciosa en la que cada día alguien tira de dossier y se cobra una pieza en el campo contrario o en otra facción del propio. No queda títere con cabeza porque apenas ha habido dirigentes que no se dejaran tentar por el cohecho impune y por los innumerables mecanismos que les permitían apropiarse de la riqueza que tanto cuesta a los contribuyentes producir y qué tan fácilmente les arrebata el Estado .

Ya no causa sorpresa pero sí indignación que personajes como Esperanza Aguirre, Mariano Rajoy o Tomás Gómez se echen las manos a la cabeza como si no supieran o no imaginaran, como si pasaran por ahí y el asunto no fuera con ellos. El PP y el PSOE son plenamente merecedores del desplome que están sufriendo. Merecen el más profundo desprecio y la reprobación contundente y definitiva de la sociedad. Merecen desaparecer repudiados por todos. Merecen ver cómo decenas de miles de sus afiliados abandonan la vida pública sin que les quede más alternativa que buscarse por fin empleos de verdad. Los mismos dos partidos que aprobaron contra las empresas la aberración aquella de la responsabilidad penal corporativa deberían ver cómo se les aplica a ellos hasta sus últimas consecuencias, es decir, hasta la simple disolución judicial de esas formaciones por ser, en realidad, organizaciones principalmente delictivas.

Al mismo tiempo, el P-LIB considera imprescindible alertar a la sociedad respecto al auge peligrosísimo de la amenaza populista, y en particular la que representa Podemos. La solución no es recurrir a un colectivismo aún peor que el que ha dado pie a esta corrupción extrema. La solución no es cambiar de amos sino liberarnos. La solución no pasa por buscar supuestos santos y encaramarlos a las poltronas de los corruptos, como si ellos sí fueran a ser inmunes a los maletines, sino que pasa por eliminar esas poltronas. No se ataja la corrupción con más Estado, sino con mucho menos Estado. No se combate el cohecho ni la prevaricación con más burocracia ni con nuevos gestores, sino sacando del “mercado” las decisiones objeto de compraventa, es decir, devolviendo a la sociedad civil, a los individuos y a sus organizaciones privadas de toda índole, la inmensa mayoría de las decisiones que hoy toman por todos nosotros los políticos. Si el poder absoluto corrompe absolutamente, atomizar el poder es la clave de la lucha contra la corrupción.

COMUNIDAD VALENCIANA — José Luis Montesinos
Ante la magnitud de la Operación Púnica y su alcance en tierras valencianas, José Luis Montesinos, miembro de la Comisión Ejecutiva del P-LIB en la Comunidad Valenciana, ha declarado hoy que “nuestra comunidad, que siempre fue un motor empresarial y un referente turístico, se ha convertido en un ejemplo de la corrupción y del abuso de poder que acompañan invariablemente al Hiperestado”, añadiendo que “hay que recuperar el poder para el cuidadano y eliminar casta”.

PROVINCIA DE LEÓN — Rubén Llorente
Por su parte, el Coordinador Provincial del P-LIB leonés, ante la detención del presidente de la Diputación Provincial, ha manifestado que “la única manera de quitarles a los políticos la capacidad de corromperse es retirarles los poderes excesivos que ostentan: si no tienes el poder de gestionar veinte millones de euros del contribuyente, no tienes el poder de quedártelos”.

COMUNIDAD DE MADRID — Oliver Aguilar
El Coordinador General del P-LIB en la Comunidad de Madrid, Oliver Aguilar, ha señalado respecto a la detención de Francisco Granados que “quien tanto alardeaba de proponer soluciones económicas imaginativas para salir de la crisis, claramente se las aplicaba a sí mismo y pasaban por Suiza”. En otro orden de cosas, Aguilar ha declarado que “el caso de Collado-Villalba pone de manifiesto, una vez más, que la corrupción no es puntual, sino intrínseca al sistema: primero fue detenido el alcalde del PSOE por cobro de comisiones en las obras de Honorio Lozano, y ahora el nuevo alcalde del PP por comisiones en el suministro eléctrico de la localidad”. Por todo ello, en opinión de Aguilar, “la solución no es cambiar de políticos, sino quitarles el poder absoluto del que gozan, y que les corrompe absolutamente: mientras un político tenga el poder de decidir sobre el destino de toda una localidad, siempre habrá alguien dispuesto a comprar su voluntad”. El Coordinador General del P-LIB madrileño concluye que “es urgente que se modifique la ley electoral para que los ciudadanos puedan controlar a sus políticos y no resignarse a contemplar qué hace el dictador que eligen cada cuatro años”.

EL PRESIDENTE DEL P-LIB, Juan Pina, ha declarado hoy que “esto ya no aguanta más, estamos ante el resquebrajamiento del régimen del 78”. “La guerra abierta entre las facciones del régimen está sacando a la luz la porquería acumulada durante décadas, pero tengo la impresión de que, pese a todo, apenas estamos viendo la punta del iceberg”, ha añadido. “Invito a los ciudadanos a reflexionar sobre la responsabilidad que nos cabe a todos por haber permitido desde la Transición el encumbramiento de toda una élite política transversal que es tan mediocre como corrupta, y que ha hecho del parasitismo su modo de vida”, ha dicho. “Mientras las pymes y los autónomos echan el cierre, asfixiados por los impuestos, y mientras cientos de miles de conciudadanos emprenden desesperados el camino de la emigración, nuestros políticos van quedando al descubierto uno a uno como vulgares ladrones”, ha indicado, advirtiendo de que “la alternativa a los partidos autoritarios que controlan férreamente nuestra cleptocracia no es el neototalitarismo de Pablo Iglesias y de su sóviet, sino un desmontaje ordenado y paulatino del Hiperestado, porque la corrupción no es un defecto del mismo, ni siquiera es una lamentable consecuencia: es su misma razón de ser”. “El Estado prolifera porque una élite atemoriza a toda la población para que pida más Estado, y así poderlo gestionar ellos y vivir a costa de ese temor expoliándonos a todos”, ha explicado, agregando que “contener y revertir la proliferación del Estado es hoy la tarea más urgente frente a la corrupción, y el P-LIB es la única fuerza política que trabaja en esa línea, porque todas las demás o son parte de la casta actual o pretenden sustituirla por un Estado todavía mayor”. “La corrupción es una derivada del problema de fondo, que es el Estado”, ha concluido.

Videodeclaraciones de Juan Pina:

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